LA SUTILEZA DE UN ELEFANTE
(Keila Tavares, Brasil)
España es un país que contempla un maravilloso paisaje, de hecho me encanta el contraste entre las montañas y el mar.
Para mí su cultura es majestuosa, hay una mezcla interesante desde el norte al sur que remata su hermoso escenario.
Mi llegada a España fue un “choque cultural”, sobretodo cuando el tema es el carácter y el trato personal de los españoles.
Dicen que el clima contribuye para formar el carácter y la mentalidad de un país. Soy de un país cuyo clima es cálido, soleado y la gente todavía es muy serena, acogedora, familiar y afable, no obstante, hay de todo. Creo que en España las temperaturas son demasiado bajas y demasiado altas. Me arriesgo (sin faltar al respeto) a decir que los españoles en relación a su carácter, son más de bajas temperaturas, son muy impulsivos, fríos y poco receptivos.
Me llama mucho la atención la manera de hablar y en general como se comunican los españoles. Según el diccionario comunicar es, “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”. Eso para mí es curioso, porque me parece que solo quieren ser escuchados y poco sobra para que el otro participe. Entiendo que en realidad es su cultura de comunicación y que no es una falta de cortesía por lo menos para ellos.
Vengo de una cultura en la cual somos educados a escuchar al otro sin córtalo. Hay un dicho brasileño que advierte: “cuando un burro habla, el otro se calla”, es decir que tengo que escuchar con atención y sin interrumpir a la persona con quien estoy dialogando, lo hacemos por respecto mutuo.
Aún hoy en día, no he superado eso de que nadie escucha a nadie y de que todos hablan al mismo tiempo. Tengo mis opiniones, sin embargo no siempre logro exponer mi punto de vista, alguna vez me atrevo y digo: escúchame o déjame hablar.
Con todo, España es un gran país, eminente, notable, con un panorama esplendoroso. ¡Viva España! ¡Gran España, con gran gente!, aunque a veces sean como un elefante en una cacharrería.
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